domingo, 18 de mayo de 2008

Desafío/Rafael Loret de Mola

Desafío

"Narcos” Extendidos


*Impotencia Oficial

*La Caza de la Zorra

Por: Rafael Loret de Mola
La contaminación llega a las regiones que, desde siempre, se han considerado una especie de refugio contra los males contemporáneos tales como la violencia y el agobio por las tensiones urbanas. Por ejemplo, tras los sismos de 1985 no fueron pocos los capitalinos, es decir los damnificados habitantes del Distrito Federal –ahora lo son en cuanto a la política-, que optaron por emigrar a Aguascalientes, considerada “la tierra de la gente buena” para asegurarse así una existencia con menos sobresaltos y libre, cuando menos, de los constantes atascos de tránsito.
Fue por eso, también, que el estrecho programa de descentralización optara por la urbe “hidrocálida”, en donde comienza el norte del país, instalándose allí, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), uno de los más sólidos dentro de la estructura nacional. No se olvide que las estadísticas, a la par con las encuestas, reinan en la perspectiva de la vida institucional.
En el panorama político, desde hace ya varias décadas, se considera a Yucatán como una entidad profundamente “empanizada”, es decir estructuralmente inclinada hacia Acción Nacional bajo el padrinazgo del Diario, una de las instituciones periodísticas de mayor raigambre en el país. Sin embargo, pese a la consolidación del panismo en la entidad –misma que se alcanzó pasando sobre el impío cacicazgo de Víctor Cervera, fallecido en agosto de 2004-, ante la jornada comicial en cierne se aprecia un severo desgaste en el partido que aquí es gobierno. La escisión de la ex directora nacional del DIF, la foxista Ana Rosa Payán, encendió la alerta de la mano del cotidiano incómodo.
¿Qué está sucediendo para que, en cuestión de semanas, un estado pacífico y otro “empanizado” pierdan su perfil original convirtiéndose, en sus respectivas circunstancias, en focos rojos encendidos contra la apuesta central de conciliación y dureza contra el crimen? Para colmo, el gobernador aguascalentense, Luis Armando Reynoso –otro de los encendidos simpatizantes del señor Fox-, ha reconocido el desarrollo de los “cárteles” en su entidad cuando se observada a esta región, insisto, como una de las menos contaminadas. Vamos, en broma se decía que sólo faltaba instalar una burbuja con aire acondicionado cubriendo toda la entidad para mantener la vanguardia en inversiones y desarrollo.
Además, Aguascalientes mantenía un envidiable galardón como la segunda urbe de la República con mejores satisfactores para la vida en sociedad. La primera era la castigada Cancún en donde es encomiable el espíritu de recuperación de sus pobladores tras las catástrofes de 2005. Todo ello devela un cambio, sí, pero hacia atrás mientras en la esfera federal se insiste en la “eficacia” de los programas iniciales de la nueva administración aun cuando son evidentes los sacudimientos y los desafíos sostenidos de las bandas delincuenciales.
Hasta hace cinco años, como asentamos en “Confidencias Peligrosas” –Océano, 2002-, los mandos militares registraban la presencia de cien bandas armadas desperdigadas por la tercera parte de los estados del país. Aguascalientes no estaba en la lista y ni siquiera figuraba como un territorio en riesgo. El panorama, por supuesto, ya es otro aun cuando insistan en negarlo, desdeñando los hechos, los panegiristas gubernamentales, empeñados en ganar para su causa la legitimidad que no pudo alcanzarse por la vía democrática.

Debate

Al arranque de la administración federal en curso asentamos lo preocupante de una interrelación evidente: un mandatario débil ante un opositor fuerte. El contexto es mucho más grave: más allá del desgaste del adversario, cuyos correligionarios comienzan a aceptar sus graves yerros de campaña, perviven y se desarrollan las bandas y cárteles con profundas conexiones hacia el poder central. Por ello, los pasos dados no tienen más efectos que simbólicos, lo mismo que la manoseada banda tricolor utilizada para la exaltación de un icono cada vez más desgastado.
¿Es explicable que si los mandos militares han sido severamente infiltrados por las mafias dominantes se encargue a los mismos la persecución de éstas como si, por decreto, pudieran pasar los oficiales cooptados al otro lado de la mesa? Subrayo, una vez más, que no toda la estructura está contaminada; por ello, claro, no son pocas las jerarquías castrenses dispuestas a proporcionar información, así sea soterrada por el momento, sobre la evidente contaminación que legaron algunos de los más renombrados ex secretarios de la Defensa Nacional, sobre todo el general Enrique Cervantes Aguirre quien acompañó, en posesión de tal cargo, a Ernesto Zedillo durante el lapso del mandato de éste.
En la misma tónica, sin una reestructuración a fondo de la estructura policíaca, no sólo en su nivel federal sino también en las perspectivas estatales, será inútil la búsqueda de las fuentes del mal que se ha desarrollado profundamente entre la clase política del país, esto es la colusión amoral con los líderes de las mafias dominantes. ¿O no es significativo el hecho de que, cada seis años, se confirmen los nexos de alguno de los miembros de las familias de los ex mandatarios con los peores capos? El listado ya es largo y, sin embargo, han sido muy pobres las reacciones.
Queda claro que el “primer mandatario”, Felipe Calderón, está entre varios fuegos, incluso el designado como “amigo” que deriva de las reacciones de sus propios compañeros de partido y de cuanto significa extender la impunidad hacia la figura del ex presidente Fox quien, al parecer, no le alcanzó un sexenio para dejar de divulgar perogrulladas grotescas. Sigue y sigue hablando, animado por la ambiciosa consorte animada por el éxito de Hillary Rodham, sin detenerse a medir los daños causados contra la vida institucional.
Lo dicho: mientras el señor Calderón tenga temor por la sombra no podrá aspirar a consolidar un mandato bajo sospecha.

El Reto

Desde luego hay líneas por investigar. Por ejemplo, la manera como los Fox se hicieron de un rancho, en San Cristóbal claro, con antecedentes non santos. ¿Ignoraba acaso que entre los propietarios anteriores figuraba los familiares del célebre capo Rafael Caro Quintero, el primer gran detonante del “boom” del narcotráfico en la década de los ochenta? –“Confesiones y Penitencias”, Océano, 2007-.
Por este punto podría comenzar la indagatoria sobre los intereses defendidos, con vehemencia, por la anterior familia presidencial que, como las del controvertido pasado priísta, sigue beneficiándose de la cómoda impunidad, el gran refugio del presidencialismo todavía intocable... aunque se canten tantas loas a la democracia. Por supuesto, con ello podrían confirmarse las verdaderas vertientes de los personajes más sucios de la trama, entre ellos los Bribiesca Sahagún, los mayores beneficiarios del estatus reflejo tan redituable.
Si el señor Calderón quiere, de verdad, zanjar la controversia es muy claro cuál debe ser el punto de partida. Cualquiera otra cosa será caer en los amplios terrenos del disimulo, un escenario del que los huéspedes perentorios de Los Pinos no han logrado separarse por muchas y elevadas que hayan sido sus intenciones.

La Anécdota

Cada seis años se solía limpiar la casa. No ocurrió lo mismo, curiosidades al fin, hace seis años cuando triunfó la alternancia sobre la arraigada “corrupción” que impulsó a la sociedad a la búsqueda del cambio. Salimos de setenta y un años de hegemonía priísta sin el menor sacudimiento estructural y, para colmo, con el reconocimiento de los sucesores por los “avances” registrados, y negados durante la campaña precedente. Se habló que tal era un signo de madurez política... o de abierta complicidad.
Tampoco el señor Calderón parece dispuesto a exorcizar contra los malos espíritus la confortable heredad de Los Pinos. Por eso ya se escucha en los corrillos de la mansión presidencial:
--¡Se acabaron las “cacerías de brujas!
Y se presenta tal aserto como emblema de los nuevos tiempos. Una buena argumentación para zanjar la controversia con el pasado extendiendo la persistente impunidad. Menos mal que algunos hayan modificado las fórmulas:
--Mejor será, como en Inglaterra, la “cacería de la zorra”.
Y eso porque la traducción literal del apellido Fox al castellano nos remonta, sin remedio, a los torneos de los aristócratas británicos tan comedidos en la protección a los animales.

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